El mes de febrero inició con dos noticias importantes en materia política: un presidente cada vez más sólo, negociando no se sabe qué en la Habana, y el lanzamiento de otro partido político en Colombia.
Lo primero no es comprensible. El gobierno nacional desde el primer momento personalizó los diálogos, excluyendo sectores religiosos, democráticos y fuerzas políticas de gran influencia política en el país. El resultado, si los diálogos avanzan, será la ausencia de legitimidad en los acuerdos logrados. Las preguntas que en su momento se harán principalmente políticos y juristas, serán por ejemplo ¿Cómo imponer el resultado de los acuerdos a una nación que desconoció los argumentos de las partes durante los diálogos? ¿Cómo ajustamos el ordenamiento legal internacional y la Constitución Política colombiana a la nueva realidad creada por unos pocos?
Lógico, el gobierno nacional tendrá la debida oportunidad de sustentar el resultado de los de los diálogos. Sin embargo, el soberano pueblo colombiano, de una u otra forma, tendrá la decisión final sobre si los acepta o no.
Aunque hoy día, el resultado del juicio popular no es predecible, éste tomará forma durante el año en curso. Los líderes, y en general los partidos políticos colombianos, estarán llamados a clarificar su posición frente a los diálogos con los grupos alzados en armas al momento de definir la estrategia electoral.
Las elecciones al Congreso de la República se convertirán una primera evaluación, y un verdadero ejercicio de control político del elector hacia sus actuales gobernantes.
Claro, la elección de los Congresistas es condicionada por muchos otros factores, económicos, sociales y políticos; sin embargo, el tema de los diálogos estará latente en la mente del votante cuya visión del conflicto cambió radicalmente.
No es lo mismo un ataque de la guerrilla hoy que hace diez años. El de tiempo atrás se observaba como un poderío de la insurgencia. El de hoy, una debilidad del gobierno de turno. Durante el “Caguan” el pueblo colombiano estaba dispuesto a ver limitado algunos de sus derechos para que cesara la violencia, hoy día no. Muchos años atrás, las FARC y el ELN representaban a algunos hoy a ninguno.
Esperemos entonces el mensaje electoral de los candidatos por los partidos políticos. Mientras tanto, los que creíamos que la historia no se repite podemos verla calcada. |